Marta Miera / Rebelión
La resistencia palestina frente a Israel involucra a hombres, mujeres e incluso niños, sin distinción. Las mujeres cobraron ayer un protagonismo inusitado en la franja de Gaza, al defender con sus cuerpos la mezquita de Al Nasir en Beit Hanun, donde se habían atrincherado 73 milicianos armados.
La palestina es pionera en su participación en la lucha política dentro de los baremos de los países árabes. También lo es en su formación profesional gracias al contexto laico que ha imperado en el movimiento nacionalista palestino durante la era Arafat, aunque desde la victoria de Hamas corre el riesgo de ser postergada aún más en una sociedad islamista.
Mujeres y madres de milicianos, de heridos, de prisioneros. Mujeres suicidas o prisioneras. Mujeres abogadas, médicas o diputadas. Mujeres que se manifiestan, que defienden sus derechos y que militan en partidos políticos.
La mujer palestina ha participado en la lucha nacionalista palestina desde el comienzo del siglo XX. Ya en la revuelta del 1936 contra el mandato británico despempeñó una labor muy destacada junto a los hombres.
A finales de la década de los 60, cuando en Gaza y Cisjordania se empezaron a formar las facciones militares palestinas, las mujeres también recibieron entrenamiento militar y participaron en ataques contra Israel.
Las palestinas siempre han desempeñado un papel fundamental en la lucha indirecta contra la ocupación. Trabajan en escuelas, hospitales, militan en partidos políticos y desempeñan una gran labor en organizaciones de caridad.
En un extremo se encuentra el caso de Mariam Farahat Um Nidal (madre de la lucha), de 55 años, que además de ser elegida diputada por Hamas en las pasadas elecciones del 25 de enero, participa en diversas actividades con asociaciones islámicas humanitarias e imparte clases de religión islámica a las mujeres en las mezquitas.
Mariam incita públicamente a atentar contra Israel y se muestra orgullosa de la inmolación de tres de sus 10 hijos en atentados suicidas contra Israel.
Um Nidal, una de las 13 diputadas del Parlamento palestino -que cuenta con 132 miembros-, se ha convertido en un referente para muchas mujeres de la franja de Gaza. En Cisjordania, un territorio bastante más laico que Gaza y con una mejor situación económica, la mujer goza de mayor libertad.
«Tienen muchos más derechos que en otros sitios, especialmente en Ramala. La mujer no se siente diferente al hombre. Todo el mundo la respeta. Hay gente sin educación y con la mente cerrada que nos discriminan, pero no son muchos», asevera Janet Mijail, alcaldesa de la ciudad cisjordana de Ramala.
Mijail, que antes de ser elegida alcaldesa era directora de uno de los principales colegios de Ramala, apunta que «la palestina es fuerte y tiene un puesto importante en la comunidad. Durante toda la lucha, nosotras hemos apoyado al hombre en la recuperación de nuestra tierra. Y hoy todavía les apoyamos más porque participamos en todos los ámbitos políticos».
Quizá el modelo más representativo del ideal de la mujer palestina es Hanan Ashraui. Una mujer árabe profesional, política, laica y moderada que alcanzó un puesto importante en la política palestina.
En 1988, al comienzo de la primera intifada, su carrera política dio un salto al adherirse al Comité Político y Diplomático de la OLP donde trabajó hasta 1993. A diferencia de Um Nidal, en diferentes ocasiones ha realizado llamamientos a las facciones armadas palestinas por medio de manifiestos para que cesen los atentados suicidas y otros ataques armados contra Israel.
La palestina es pionera en su participación en la lucha política dentro de los baremos de los países árabes. También lo es en su formación profesional gracias al contexto laico que ha imperado en el movimiento nacionalista palestino durante la era Arafat, aunque desde la victoria de Hamas corre el riesgo de ser postergada aún más en una sociedad islamista.
Mujeres y madres de milicianos, de heridos, de prisioneros. Mujeres suicidas o prisioneras. Mujeres abogadas, médicas o diputadas. Mujeres que se manifiestan, que defienden sus derechos y que militan en partidos políticos.
La mujer palestina ha participado en la lucha nacionalista palestina desde el comienzo del siglo XX. Ya en la revuelta del 1936 contra el mandato británico despempeñó una labor muy destacada junto a los hombres.
A finales de la década de los 60, cuando en Gaza y Cisjordania se empezaron a formar las facciones militares palestinas, las mujeres también recibieron entrenamiento militar y participaron en ataques contra Israel.
Las palestinas siempre han desempeñado un papel fundamental en la lucha indirecta contra la ocupación. Trabajan en escuelas, hospitales, militan en partidos políticos y desempeñan una gran labor en organizaciones de caridad.
En un extremo se encuentra el caso de Mariam Farahat Um Nidal (madre de la lucha), de 55 años, que además de ser elegida diputada por Hamas en las pasadas elecciones del 25 de enero, participa en diversas actividades con asociaciones islámicas humanitarias e imparte clases de religión islámica a las mujeres en las mezquitas.
Mariam incita públicamente a atentar contra Israel y se muestra orgullosa de la inmolación de tres de sus 10 hijos en atentados suicidas contra Israel.
Um Nidal, una de las 13 diputadas del Parlamento palestino -que cuenta con 132 miembros-, se ha convertido en un referente para muchas mujeres de la franja de Gaza. En Cisjordania, un territorio bastante más laico que Gaza y con una mejor situación económica, la mujer goza de mayor libertad.
«Tienen muchos más derechos que en otros sitios, especialmente en Ramala. La mujer no se siente diferente al hombre. Todo el mundo la respeta. Hay gente sin educación y con la mente cerrada que nos discriminan, pero no son muchos», asevera Janet Mijail, alcaldesa de la ciudad cisjordana de Ramala.
Mijail, que antes de ser elegida alcaldesa era directora de uno de los principales colegios de Ramala, apunta que «la palestina es fuerte y tiene un puesto importante en la comunidad. Durante toda la lucha, nosotras hemos apoyado al hombre en la recuperación de nuestra tierra. Y hoy todavía les apoyamos más porque participamos en todos los ámbitos políticos».
Quizá el modelo más representativo del ideal de la mujer palestina es Hanan Ashraui. Una mujer árabe profesional, política, laica y moderada que alcanzó un puesto importante en la política palestina.
En 1988, al comienzo de la primera intifada, su carrera política dio un salto al adherirse al Comité Político y Diplomático de la OLP donde trabajó hasta 1993. A diferencia de Um Nidal, en diferentes ocasiones ha realizado llamamientos a las facciones armadas palestinas por medio de manifiestos para que cesen los atentados suicidas y otros ataques armados contra Israel.
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