jueves, 20 de agosto de 2009

Revolución Sexual

Por: Juan Francisco Torres

La estúpida rutina de la vida urbana, donde el trabajo enajenado ha roto la felicidad del placer más puro y noble de los seres humanos, ha fustigado a la sociedad que grita en silencio: ¡libertad!, ante la boba herencia puritana de una sociedad hipócrita.
Nos han esclavizado subjetivamente con el purismo religioso, basado en la predicación de castidad, siendo hijos del pecado y bautizados para el perdón de Dios, olvidando que es la sexualidad el verdadero espíritu santo de la vida, y que si Dios existiera y bajara a la Tierra no podría cometer otra cosa que pecados.
La sexualidad ha transformando aquel mundo religioso indiferente de Adán y Eva en un verdadero paraíso. Sin embargo por alienaciones religiosas continúa aquella falacia del Génesis, en pensar que la mujer con ayuda del demonio sedujo al hombre puro y santo. Recordemos que para el mono desnudo su compañera nunca fue "la mala hierba, sin alma, creada de la costilla del hombre para sembrar el pecado; sino aquel don maravilloso que lo embriaga cuando le brinda momentos de felicidad, y le concede el señorío de su cuerpo en el pardo de la confidencia" que por su naturaleza y su sensible disposición, no encaja en un sistema violento, este bello sexo, en cuya belleza interior fusionan la razón y la sensibilidad, constituye una fuerza revolucionaria y subversiva.
Pero, el capitalismo justifica su explotación sexual como un simple oficio en una sociedad de consumo, convirtiéndolo en una mercancía más; el mejor negocio del mundo, pues como establece el Manifiesto Comunista "nuestros burgueses, no satisfechos con tener a disposición las mujeres y las hijas de sus obreros, sin hablar de la prostitución oficial, encuentran un placer singular en la seducir mutuamente las esposa", con un objetivo sexual, no solo en el ámbito de consumo sino también en el control de producción y reproducción.
La lucha emancipadora de la sexualidad no debe entenderse como una simple conquista de de derechos en el capitalismo, sino ante todo como la construcción de nuevos valores unidos a las relaciones de producción y a la sociedad entera. No como aquel "hembrismo" que justifica que las mujeres han conquistado sus "libertades" en el capitalismo y en los distintos sistemas de opresión, dejando muchas veces de ser mujeres, transmitidos por modernos discursos de "amor libre" cuya base se asienta en conquistas pequeñoburguesas, no en las proletarias. Creyendo religiosamente que el hombre es por la sociedad burguesa portador de la "promesa de felicidad", siendo incongruente y sin validez, la cual se expresa en la historia y en la realidad. La igualdad implica, reconocer las diferencias sexuales concretas entre mujeres y hombres en relación a sus particularidades de género, no como abstracciones biológicas sino como creaciones sociales atravesadas por una lucha permanente de clases, sin la politización del ámbito sexual es imposible hablar de un cambio cualitativo.
Se nos acusado a los comunistas de promover aquella falacia de la "teoría del vaso de agua", la cual consiste en creer que la sexualidad será de la forma más vulgar y abierta con quien desees, apagando tu sed sexual como tomar un vaso de agua; este absurdo sobre la moral comunista se refleja en el mismo hecho de que tomar agua es un acto individualista y egoísta (una sola persona), práctica burguesa sobre la "libertad" de su cuerpo, mientras la sexualidad es un convivir mutuo atravesado por un pleno sentimiento amoroso, pues como dice aquella acertada frase: "Si los amores fueran candidatos a la presidencia, yo votaría por la candidata radical de izquierda, la compañera, la guerrillera, la activista. No hay mejor amor, siquiera para un derechista, que el que promueve la eterna igualdad y complacencia. Sin duda un amor comunista".
Por otro lado la lealtad y el compromiso revolucionario será la tarea permanente de la militancia, donde no se enreden nuestros pasionalismos personales con el concreto amor a la humanidad y a la revolución. "Ni un monje, ni un Don Juan, pero tampoco un filisteo alemán como término medio. Tampoco garantizo el temple en la lucha de aquellas mujeres cuyas veleidades amorosas- se entrelazan con la política, y de aquellos hombres a quienes se les van los ojos tras cada falda y que se dejan enredar por cada mujercita joven. No, no, esto no concuerda con la revolución." (Lenin)
La sustitución entre la sexualidad placentera con la sexualidad reproductiva- productiva ha servido únicamente para asegurar al capitalismo contar con un basto ejercito laboral para su acumulación de capital, de los cuales la inmensa mayoría trabajará como obreros no profesionales y el resto como obreros profesionales, que necesita el burgués para aumentar la plusvalía con la mano de obra calificada para su "eficiencia" en la competencia monopólica.
La represión sexual, históricamente ha servido como un instrumento clave para el dominio colectivo, "la incontinencia en la vida sexual es burguesa, es un signo de degeneración. El dominio de sí mismo y la autodisciplina no significan esclavitud; y ambos son necesarios para el amor". (Lenin) Otorgando poder a instituciones que representan a la clase dominante, como la Iglesia cuyo discurso "muy bien distribuido" ha llegado a ser repetido en el convivir familiar desde la infancia."
La supresión de la actividad sexual de los niños y adolescentes es el mecanismo básico que produce las estructuras caracteriales adaptadas al control político, ideológico, económico [...] La represión de la sexualidad natural en el niño, especialmente del génitalité, vuelve al niño aprensivo, tímido, obedeciendo, aprensivo ante la autoridad, 'agradable', 'tranquilo'; paraliza sus tendencias rebeldes, por que la rebelión se asocia con la angustia; causa, inhibiendo la curiosidad sexual del niño, un oscurecimiento general de su sentido crítico y sus facultades mentales."(Wilhelm Reich). La familia y la sociedad juegan un papel protagónico en el amoldamiento de las personas, con cariño o con violencia autoritaria adaptan desde la infancia a esta sociedad, estimulando el buen comportamiento y reprimiendo los que vayan contra el orden establecido. La represión consciente de una minoría ha llegado al inconsciente de la mayoría, que continúa destruyendo las relaciones sociales y la construcción del Ser Humanos nuevo. La predestinación como niñas convertidas en "buenas esposas" y niños en "machos autoritarios" mantiene el status social, impidiendo la liberación.
La mentira machista del amor estático y eterno convertido en monogamia es un juramento específico para la mujer, mientras el hombre se auto-otorga la libertad de asediar a cualquier mujer y galardonado por la sociedad. Pero, la mujer será rechazada y condenada. No negamos la existencia de amor ya que un revolucionario está guiado por grandes sentimiento de amor pero transformados en hechos reales.
La revolución sexual - decía Foucault- es el primer paso respecto a cualquier otra revolución y cada vez que estamos hablando de sexualidad estamos liberándonos heroicamente de nuestras cadenas, sin embargo hay que luchar para que esta actitud se transforme en actos concretos y no en libertinajes burgueses. El dominio patriarcal está generando también aquellos seres humanos que lo destruirán.
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